Los sistemas de gestión de la calidad mejoran la productividad y la calidad de un servicio o producto impulsando la rentabilidad
La Gestión de la calidad es un método para garantizar que todas las actividades necesarias para diseñar, desarrollar e implementar un producto o servicio sean eficaces y eficientes con respecto al sistema y su rendimiento.
Se puede considerar que la gestión de la calidad tiene tres componentes principales:
- Control de calidad
- Garantía de calidad
- Mejora de calidad
Se espera que el comerciante comprenda:
- La Calidad del producto o servicio (visual, materia prima, construcción)
- La Prueba de calidad (herramientas, mano de obra, garantía)
- La Calidad del empaque (Valor)
Qué es un sistema de Gestión de la Calidad (SGC):
Es una serie de técnicas y sistemas de gestión interrelacionados que ayudan a evitar que se produzcan defectos o que se produzcan, se adopten medidas lo antes posible para que los defectos no se repitan. El Sistema de Gestión de la Calidad (SGC) recurre a medidas preventivas y correctivas.
Un Sistema de gestión de la calidad es una serie de medidas y técnicas que se utilizan para producir sólo bienes de calidad en primer lugar y corregir lo más pronto posible en defectos que puedan salir en el producto o servicio. Si los defectos están ocurriendo, debe haber una acción correctiva para eliminar estos defectos en la etapa inicial y que no vuelvan a aparecer.
Ahora bien, la implantación de un sistema de gestión de calidad en una organización conlleva, sea cual sea la norma o modelo que empleemos, una serie de beneficios para la compañía. Estos son los más relevantes:
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Mejora de la satisfacción del cliente.
Los sistemas de gestión de calidad posibilitan que el proceso productivo esté enfocado tanto en las necesidades de los consumidores como en los parámetros de la empresa, permitiendo integrar las demandas del cliente en el producto o servicio final, lo que permitirá que tenga acceso a una mejor oferta y esté más satisfecho.
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Homogenización de los productos o servicios.
Gracias al sistema de gestión de calidad, la organización no solo conseguirá resultados de mayor calidad, sino que también obtendrá una producción uniforme y estable, al aplicar durante el proceso unas pautas estandarizadas.
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Aumento de la eficiencia y reducción de costes.
Debido a que el sistema de gestión de calidad establece cuál es el procedimiento óptimo para crear un producto o servicio, la organización podrá eliminar los pasos innecesarios, desarrollar una gestión del tiempo más eficiente, detectar las áreas de mejora y reducir los fallos o errores en la fabricación del producto o prestación del servicio, consiguiendo una mayor eficiencia y el ahorro en costes innecesarios.
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Incremento de la rentabilidad económica.
Si la empresa logra la satisfacción del cliente con el menor coste posible, la consecuencia es que aumentará las ventas y reducirá gastos, repercutiendo directamente en el balance financiero de la compañía.
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Impulso de la imagen positiva de la empresa.
El hecho de contar con un sistema de gestión de calidad va a favorecer que mejore la reputación de la marca en el mercado, tanto entre los consumidores actuales –que podrán acceder a productos y servicios de alto valor- como en los potenciales clientes –quienes oirán hablar del buen trabajo que desarrolla la empresa-.
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Impulso de la motivación de los trabajadores.
Integrar a los empleados en el análisis de los procesos, para estudiar los aspectos mejorables, hará que se sientan más implicados con los objetivos de la empresa. Además, al conocer en todo momento cómo deben llevar a cabo el trabajo y qué se espera de ellos, les permitirá conseguir los resultados esperados, incrementando su satisfacción.
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Crecimiento de la coordinación interdepartamental.
Dado que cada área o equipo de trabajo es consciente de su papel dentro del proceso, la interacción entre los diferentes departamentos se agiliza y simplifica, mejorando la producción final de la organización.
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