La norma ISO 31000 apareció por primera vez en el 2009, con el fin de que las compañías puedan gestionar sus riesgos de una manera eficiente. Se actualizó en el año 2018 y es esta versión la que está vigente en la actualidad.
Propósito
Teniendo en cuenta que toda organización o empresa se enfrenta a factores internos y externos que pueden afectar el cumplimiento de los objetivos, la norma ISO 31000 considera la gestión de riesgo como un elemento relevante y tiene como objetivo apoyar a las organizaciones para que integren la gestión de riesgos en todos sus procesos.
Principios de la gestión del riesgo
Para que la gestión del riesgo sea eficaz se deben cumplir con las siguientes características:
Integrada:
Debe ser transversal a todas las actividades de la organización.
Estructurada y exhaustiva:
Tener un enfoque estructurado y minucioso hacia la gestión de riesgo permite obtener resultados coherentes y comparables.
Adaptable:
Debe ser proporcional a las características y factores tanto internos como externos que impactan en el cumplimiento de los objetivos de la organización.
Inclusiva:
Garantiza la apropiada participación de las partes interesadas, permitiendo que se ponga en consideración sus puntos de vista, permitiendo una mayor toma de consciencia y una gestión del riesgo informada.
Dinámica:
Los riesgos no siempre son los mismos, estos pueden aparecer, cambiar o desaparecer de acuerdo a lo que sucede en el contexto específico de cada organización, es por esto que la gestión del riesgo anticipa, detecta, reconoce y responde a estos cambios más apropiadamente.
Disponibilidad de la información:
Las entradas de la gestión del riesgo dependen de que la información, además de histórica, esté actualizada. También se tiene en cuentas las expectativas que tiene la organización en cuanto a sus objetivos, para así gestionar el riesgo de acuerdo a las limitaciones e incertidumbres asociadas a la información y expectativas establecidas.
Factores humanos y culturales:
La gestión del riesgo reconoce que el comportamiento humano y la cultura influyen en todas las etapas de la gestión del riesgo.
Mejora continua:
Es indispensable tener en cuenta los procesos que se llevan a cabo día a día, para así acumular experiencia y aprendizaje.
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