"Todas las organizaciones deberían hacer auditorías internas, siendo ésta la tercera línea de defensa para afrontar nuevos retos y oportunidades de mejora".
Las organizaciones que aspiran a certificarse, deben atravesar las instancias de auditorías de sus procesos y productos. No obstante, es un error pensar que ser auditados es una obligación y un obstáculo para el desempeño de las empresas.
Todas las organizaciones deberían hacer auditorías internas, siendo ésta la tercera línea de defensa para afrontar nuevos retos y oportunidades de mejora. La segunda línea es responsabilidad del líder de cada área, que se encarga de velar por el óptimo desarrollo de las tareas y la primera, está a cargo de la gerencia de la empresa, que debe brindar claridad sobre los objetivos institucionales y guiar al equipo de trabajo para el alcance de los mismos.
Las auditorías son entonces, instancias que buscan revisar, analizar y evaluar los sistemas de gestión y sus resultados pueden proporcionar lineamientos frente a la planificación del negocio, la identificación de necesidades y actividades de mejora.
Existen distintos métodos que permiten llevar a cabo las auditorías y son una combinación de revisiones in situ, remotas, con y sin interacción humana, que posibilitan llevar a cabo este proceso y dar cumplimiento al ciclo PHVA: Planificar, Hacer, Verificar y Actuar, de la mejor manera.
Y ahora en cuarentena ¿cómo hago la auditoría?
Desde el 2018, la norma ISO 19011 propone las auditorías remotas como un mecanismo que facilita el proceso para las empresas, reduce costos y optimiza recursos, más ahora que se debe evitar el traslado y aglomeración de personas y que muchos colaboradores están cumpliendo sus funciones desde casa.
En este punto, y a raíz de la pandemia, la tecnología se convierte en un gran aliado para que auditores y auditados compartan la documentación sin detener el proceso de evaluación.
¿En qué consiste una auditoría remota?
Si bien la auditoría remota se ejecuta mediada por la tecnología, requiere de la interacción entre las personas, teniendo así una instancia que puede ser digitalizada, por ejemplo, la información y otra que simplemente se lleva a cabo a distancia, como es el caso de la comunicación a través de distintas plataformas.
Las auditorías remotas cuentan con al menos cinco momentos, que en algunos casos optimizan el tiempo y los recursos, pero que a su vez implican mayor dedicación de las partes.
El auditor plantea los objetivos, el alcance y los parámetros de la auditoría, para crear una lista de chequeo que especifica la información o documentación que solicitará a la empresa.
Se envía la lista de chequeo y se realiza un acuerdo de confidencialidad de la información, además de establecer los canales por los cuales se llevará a cabo el proceso.
El auditor lee y analiza toda la información recibida. En este punto puede requerir de trabajar en comunicación directa con un representante de la empresa, de forma sincrónica para aclarar dudas y, posiblemente, solicitar documentación adicional.
Se efectúa una entrevista remota que puede desarrollarse a través de video llamada, en la que se comparten imágenes o se recorren las instalaciones, siendo ésta de corta duración gracias a todo el trabajo adelantado anteriormente de forma asincrónica.
Finalmente, el auditor prepara el informe con hallazgos, observaciones y recomendaciones para la empresa.
Esta modalidad remota requiere de más dedicación de tiempo de parte del auditor y para el auditado es un ahorro indiscutible de recursos.
Es por esto que, contar con soluciones como Daruma para implementar el sistema de gestión les facilita a las empresas los procesos de auditoría, ya que centraliza la información y permite a los equipos de trabajo acceder desde cualquier dispositivo de forma segura y en tiempo real, para que las labores no se vean interrumpidas a pesar de la distancia que nos impuso la pandemia.
Algunos de nuestros clientes ya vivieron esta experiencia de manera exitosa